El diseño de una instalación de riego localizado tiene suma importancia.
De el dependerá el buen funcionamiento del sistema de regado. La clave para un buen diseño esta en fijar el caudal, presión y uniformidad desde el principio e ir diseñando en consecuencia. Seguidamente debe realizarse un diseño agronómico del sistema donde se tiene en cuenta el tipo de suelo, las necesidades de agua del cultivo tanto en cantidad como en calidad, etc.
Cuando un sistema localizado está completado, esta se presta ya a muy pocas modificaciones, de aquí la importancia de prever desde un principio todos los detalles.
El proceso de diseño se divide en dos fases, diseño agronómico y diseño hidráulico.
En el diseño agronómico es donde determinamos la cantidad de agua que la instalación tiene que conducir con capacidad para el mes de máximas necesidades, y en el diseño hidráulico donde se calculan las dimensiones y ubicación de conducciones y componentes para que puedan satisfacerse las necesidades agronómicas.
Por lo tanto un diseño de un sistema de regado localizado debe comprenderse de estas tres partes: