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RIEGO AGRÍCOLA
Todo sobre riego agrícola
Una instalación de riego localizado consta básicamente de tres tipos de componentes: el cabezal de riego, la red de distribución de agua y los emisores.
El agua de riego debe entrar en el sistema dotada de la presión necesaria para hacer funcionar correctamente la instalación. El agua entra al cabezal donde hay elementos de filtrado y tratan el agua, de aquí pasa a la red de distribución y de aquí llega a los emisores.
En los sistemas de riego localizado nos encontramos con niveles de tecnificación y tamaños muy variables atendiendo a la inversión que pueda soportar el cultivo. Es importante destacar que el uso de materiales fiables y de buena calidad siempre son rentables a largo plazo. así además reducimos el riesgo de que la instalación no funcione según este diseñada.
Llamamos cabezal de riego al conjunto de elementos destinados a filtrar, tratar, medir y suministrar el agua a la red de distribución.
Contamos con un grupo de bombeo que dota al agua de la presión necesaria para alcanzar el punto más alejado de la red. Puede formar parte del cabezal o estar alojado en un lugar independiente. Hay casos en los que el agua llega a la instalación a través de una red de riego a la demanda, con la presión suficiente, no siendo entonces necesaria la estación de bombeo.
El sistema de filtrado es uno de los componentes principales del cabezal, y esta compuesto por distintos tipos de filtros con los que se pretende eliminar las partículas y elementos que lleva el agua en suspensión y que pueden ocasionar obturaciones en cualquier parte de la red de riego, principalmente en los emisores. Otro elemento de vital importancia es el equipo de fertirrigación que añade fertilizantes, microelementos, fitosanitarios, etc al agua de riego.
Sistemas de Filtrado
La obturación de los emisores es uno de los problemas más importantes de los sistemas de riego localizado. Suele producirse por partículas minerales (arena, limo, arcilla), partículas orgánicas (algas, bacteria, restos de plantas o animales), y sales precipitadas que provienen de los fertilizantes añadidos, o las que están presentes en el agua de riego. Si se producen obturaciones, el coste de mantenimiento de la red será mayor, la duración de los componentes de la instalación se vera reducida y el agua de riego se aplicara con mayor uniformidad.
Para evitar las obturaciones se colocan una serie de filtros en el cabezal. Si el agua de riego viene cargada con gran cantidad de solidos en suspensión , entonces hay que realizar un prefiltrado a la entrada del cabezal. Para realizar el prefiltrado se utilizan uno o mas hidrociclones, pero si el agua llega sin presión al cabezal entonces se utilizan los depósitos de decantación.
Una vez que las partículas mas gruesas se han eliminado, el agua pasa por el equipo de filtrado y queda lista para su distribución por la red (si hay equipo de fertirrigación, los inyectores añadirán antes los elementos que hallamos programado al agua de riego).. Si el conjunto de filtros está en paralelo, la capacidad de filtrado será la suma de las capacidades de cada uno de ellos, y si están en seria será la del filtro de manos capacidad. Una vez conozcamos la capacidad de filtrado, sabremos cuantos filtros hay que instalar en paralelo o en serie atendiendo al caudal que va a circular por la red. Los filtros más usuales en un equipo de filtrado son:
Filtros de arena.
Se usan fundamentalmente para retener las partículas orgánicas en suspensión. Son depósitos llenos de arena o grava por la que circula el agua, dejando las partículas. Tienen una gran capacidad de acumulación de suciedad.
Filtros de malla.
Retienen todo tipo de sólidos en suspensión. Las impurezas se retienen en la superficie de unas mallas dotadas de orificios de pequeño tamaño, fabricadas en material no corrosivo (acero, plástico).
Filtros de anillas.
Tienen la misma función que los filtros de malla pero aquí las impurezas quedan atrapadas entre unas anillas ranuradas que se encuentran agrupadas y ajustadas unas con otras en un cartucho insertado en la carcasa del filtro.
Actualmente existen en el mercado filtros de mallas o anillas autolimpiantes que incluyen un mecanismo de inversión del flujo y aprovechan la misma presión del agua para expulsar la suciedad a un circuito de drenaje.
El sistema de fertirrigación se coloca después del sistema de filtrado basto (hidrociclón o arena) y antes de la unidad de filtro de mallas o anillas.
Los equipos de fertirrigación más usados son:
Tanques de fertilización: Son depósitos conectados en paralelo a la red de distribución. El fertilizante se incorpora al agua por diferencia de presión entre la salida y la entrada.
Inyectores tipo Venturi: Consiste en un tubo conectado en paralelo a la tubería principal con u estrechamiento donde se produce una succión que hace que el fertilizante pase a la red.
Inyectores: Son dispositivos que introducen la solución contenida en u depósito accionados por una bomba eléctrica o hidráulica.
Los tanques son baratos pero presentan problemas de uso por su poca uniformidad de aplicación. Son depósitos de distinto (normalmente 50-150 litros) con la solución nutritiva en su interior. Para su funcionamiento se deriva una cantidad de agua de la red principal y se hace pasar por el interior del tanque, el agua se va mezclando con el fertilizante y, arrastrando parte de este, se incorpora de nuevo a la red principal. COn el paso del agua la concentración disminuye, es decir, el fertilizante no se aporta en cantidad constante con el tiempo.
Los inyectores Venturi, por su parte, son unos dispositivos muy sencillos que no requieren energía para su uso y además proporcionan el abono de forma constante a la red de riego. Sin embargo generan una gran pérdida de carga en la tubería donde se instalan, del orden de 0,7 a 1 kilo, lo que limita su uso si se dispone de poca presión en la red.
Los inyectores eléctricos o hidráulicos inyectan (mediante una bomba conectada al motor) la solución nutritiva contenida en un deposito que no está conectado a la red y por lo tanto no esta sometido a presión. Mantienen una concentración constante de fertilizante en el agua de riego que puede ser seleccionada con un dosificador acoplado al inyector.
Para automatizar el fertirriego se utilizan los llamados inyectores proporcionales o las baterías de venturis controladas por electroválvulas que , aún cuando el caudal sea diferente en distintas unidades de riego, aplican la misma cantidad de abono, manteniendo una concentración constante en todo el sistema. Son muy útiles cuando se buscan concentraciones muy precisas (por ejemplo en cultivos de invernadero con alto valor económico y cultivos sin suelo y/o hidropónicos). Los inyectores proporcionales pueden contar con varias salidas para incorporar distintos tipos de fertilizantes e incluso otro tipo de productos como ácidos pesticidas, etc.